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Los papeles de la ciudadanía hispana

La proclama de un presidente anglosajón hace más de 50 años, deseando honrar a una minoría, no fue un acto desprendido de la casualidad. El que se nos celebre como etnia en la nación más poderosa del mundo, es un derecho adquirido por los infinitos aportes que hemos hecho al desarrollo de este país y que lo han mantenido en el sitial que le corresponde. Así lo reconoció el presidente Johnson en 1968, y así lo confirmó Reagan en 1988, cuando amplió dicha celebración a un mes completo. El distinguirnos a través del “Mes de la Herencia Hispana”, es una realidad que conmueve a la gran mayoría de la sociedad estadounidense, cuando nos ven con los «ojos del alma» como los seres íntegros que somos, y que contribuimos, con nuestra capacidad de trabajo honrado, al crecimiento de esta gran nación.

Nuestro papel ha sido, y será, dentro de la cordialidad de una propuesta limpia de convivencia, supremamente importante en la historia y la cultura de los Estados Unidos. Se nos considera una comunidad diversa, formada por personas de diferentes orígenes étnicos, culturales y lingüísticos que comparten una identidad común como hispanos o latinos.

Históricamente, contribuimos significativamente a la economía y la cultura del país. No hemos atacado a esta nación, ayudamos a ganar guerras, sirviendo con patriotismo en sus fuerzas militares con absoluto desprendimiento raizal, llevando su bandera a las más altas cumbres de las victorias. No hemos derribado torres, las hemos construido con orgullo. ¡Somos influyentes en todos los campos! 63 millones de hispanos en Estados Unidos, la mayor minoría étnica o racial del país; como economía, nuestro PIB latino, supera los 3 mil millones de dólares, y como economía independiente, seríamos más grande que las economías del Reino Unido, Francia o India.

No hemos necesitado la formalidad de un estatus migratorio, los mal llamados «papeles», para alcanzar lo logrado y aportado. A pesar de las conquistas y las contribuciones significativas de nuestra comunidad, los hispanos también enfrentamos desafíos en los Estados Unidos, como el racismo, la falta de acceso a la educación y la discriminación en el mercado laboral. Afortunadamente, hay más conciencia de estos problemas y se están tomando medidas para abordarlos.

Continuemos celebrando el “Mes de la Herencia Hispana” como nos lo merecemos, sigamos haciendo camino tomando las buenas sendas que esta sociedad nos ha ofrecido. Retomemos la lucha que, con nuestra honradez y trabajo, nos lleve a seguir demostrando la realidad del papel PREPONDERANTE como hispanos al desarrollo de esta gran nación. Por los otros «papeles», la historia migratoria latina nos ha demostrado por siglos que, sin poseerlos aún, ahí están, ahí estarán, tal vez, aviejados, plastificados, guardados en una caja, mientras, exhaustos y perseguidos, nos sigamos abrazando como estadounidenses por capacidad y merecimiento, o, valientemente eternos, como ciudadanos hispanos.

Oscar Arenas
Editor