Compartir:

3 min

¡Polariza y vencerás, polariza y reinarás!

El gran emperador Julio César atribuía a la división del enemigo, la victoria en el campo de guerra. Maquiavelo, en su gran obra «El Príncipe», concreta el poder absoluto de una nación mientras se procure la división en la administración de su sociedad. «Divide y reinarás», parece haber encontrado un lugar muy especial que brilla con luz propia en la polarización actual. Con un clima político cada vez más dividido en extremos absolutos, en donde la relatividad de la opinión no existe, la frase del emperador y del escritor italiano adquiere un significado más profundo, ya que la estrategia de dividir es la constante actualmente, es utilizada por muchos líderes políticos en todo el mundo para llegar al poder y mantenerse en él.

El objetivo de dividir a la población en dos bandos conceptualmente diferentes, es el de crear una situación en la que unos ciudadanos enfrenten a otros en lugar de unirse para apoyar una causa o bien común. Los líderes políticos que utilizan esta estrategia se benefician de una sociedad dividida, ya que pueden utilizar la falta de unidad para crear divisiones políticas, y así mantener a su base compacta mientras, al mismo tiempo, se ejerce la desacreditación de sus oponentes.

La división política, en este contexto, puede ser entendida como la construcción de patrones de identidad, en donde sus perfiles son los únicos aceptados, creando la percepción de que un lado es enemigo del otro. Con esta idea, la sociedad se divide en grupos con intereses opuestos que operan en diferentes círculos políticos, los cuales se convierten en una fuente interminable de conflictos. Como resultado, se forman barreras con adversarios que impiden la movilización y acción común frente a los problemas e intereses compartidos, todo en procura de un caos para autodenominarse «salvadores» y así mantenerse en el poder.

La polarización es alimentada por la creciente naturaleza visceral y emocional de la política, donde los sentimientos y las emociones son utilizados para motivar a la gente. La prensa poca objetiva y manipulada por los poderosos, y las redes sociales incontrolables, son utilizados como herramientas para ayudar a mantener una brecha entre la población, en lugar de informar la verdad sobre los hechos. Aquí juega un papel preponderante la desactivación de las líneas educativas. Una sociedad ignorante resulta siendo más manipulable, resulta convirtiéndose en grupos con ninguna empatía.

Existen muchos casos en que las tácticas divisionistas son utilizadas para distraer de otros problemas más serios que están ocurriendo en el país. En algunos casos, el gobierno o las élites económicas utilizan la polarización para evitar críticas y eludir la responsabilidad en temas relacionados con corrupción, ineficiencia en la administración pública y otros problemas que afectan a la ciudadanía.

Es importante destacar que la división no tiene por qué ser una estrategia premeditada. Muchas veces, las divisiones son el resultado de la existencia de una sociedad heterogénea, donde los ciudadanos tienen diferentes ideologías, creencias y necesidades. Sin embargo, los líderes políticos deben tener cuidado y ser cuidadosos en la forma en que tratan estas diferencias para evitar caer en la trampa de la polarización y la división.

El famoso dicho «divide y reinarás», parece estar aplicándose en la polarización política actual en muchos lugares del mundo. Los líderes que utilizan la polarización como estrategia para mantenerse en el poder, se benefician de la falta de unidad y la creación de divisiones políticas. La sociedad, en lugar de buscar soluciones compartidas, pierde su capacidad de movilización y acción común. Es importante estar alerta ante estas tácticas y trabajar en la creación de una sociedad más inclusiva y plural, donde la polarización no sea utilizada como herramienta para ganar poder. La unión y la empatía son fundamentales para la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Nunca olviden que la historia nos ha dividido entre norte y sur, entre blanco y negro, entre rojo y azul, entre inmigrante y ciudadano. Nunca la olviden para no repetirla, hemos sufrido mucho por no respetar y aceptar las diferencias de nuestros hermanos.


Oscar Arenas
Editor